Reflexión y crítica constructiva sobre el docente-prosumidor, la creatividad y la innovación educativa
El mundo está cambiando, y el sector educativo debería cambiar con los tiempos, e incluso ir un paso por delante. En lo relativo a la innovación, la educación no puede ser la excepción, muy al contrario, debería ser pionera, anticiparse a los cambios y ser proactiva en lugar de reactiva e inmovilista.
La innovación educativa debería entenderse como la incorporación de cambios de relevancia dentro del proceso de enseñanza y de aprendizaje. Cambios que deben ser implementados en todas las facetas relacionadas con la enseñanza, contenidos, métodos y contextos educativos; es decir, cambios sustanciales en el qué y en el cómo, que persigan como principal objetivo la justicia educativa.
Esto que dicho así suena muy bonito (y muy conceptual), significa que la innovación educativa no consiste en dotar a las escuelas o centros educativos de medios digitales, ordenadores u otras herramientas más sofisticadas (robótica, inteligencia artificial, IoT…), aun entendiendo que estos medios pueden ser una vía de potenciación de la innovación. Siendo objetivos, todas estas herramientas no hacen cambiar el sistema.
Seguimos manteniendo el mismo formato, en el que los alumnos siguen mirando hacia el profesor, a las pizarras digitales o a los mapas conceptuales que presentamos. La innovación debe tener como prioridad que las “miradas” de todos los actores del sistema educativo vayan dirigidas a los alumnos, que nos centremos en la evolución de todos y cada uno de ellos, buscando los medios y herramientas que cada uno necesite, escuchando, siendo el alumno la parte relevante, atendiendo sus necesidades de manera individualizada, atendiendo a la diversidad, con el objetivo de que todos logren el éxito, consiguiendo la equidad en la educación.
Todos los alumnos deberían disponer de las oportunidades que les permitan desarrollarse como personas en todas las facetas, con capacidad para discernir, crear, discrepar y crecer.
Pero ¿cómo hacemos esto? Con esfuerzo, trabajo, motivación y compromiso, para lograr que los Centros Educativos sean los espacios donde aprender y disfrutar vayan unidos, donde discrepar y respetar vayan de la mano, donde crear y emocionar sean el paradigma que se busca.
El anteproyecto de ley para modificar la actual ley de Educación recoge ya estos principios innovadores, y sienta las bases para trasladarnos a una nueva etapa educativa. La Memoria del anteproyecto de ley habla de poner “especial énfasis en garantizar la inclusión educativa, en la atención personalizada, en la prevención de las dificultades de aprendizaje y en la puesta en práctica de mecanismos de refuerzo tan pronto como se detecten estas dificultades. Por otra parte, se establece que la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual, las tecnologías de la información y la comunicación, el fomento de la creatividad y del espíritu científico y la educación emocional y en valores se trabajarán en todas las áreas de Educación Primaria”. (Proyecto de Ley Orgánica de modificación de la LOE (LOMLOE), 2020)
A todas luces parece que vamos avanzando hacia la “Innovación” con mayúsculas en el área educativa. Para ello, como es obvio, habrá que dotar de medios y recursos a las instituciones educativas; y enseñar a los educadores que Innovar no es únicamente Tecnología, es un cambio en las bases y en los objetivos.
También es gratificante oír hablar de Creatividad, donde la idea central debería ser Educar en la Creatividad. Una persona creativa es aquella que es capaz de ver un problema, representarlo mentalmente y luego inventar o crear una idea, solución o concepto referido a ese problema, siendo estas ideas o conceptos nuevos innovadores. Para ello la educación es muy importante, ya que los alumnos han de desarrollar conocimientos significativos, con capacidad de utilizar esos aprendizajes para crear, para lograr superar los “problemas” desde un punto de vista diferente, creativo, mediante la producción y asociación, diferente y divergente, de ideas.
Debemos trabajar en la autoafirmación de los alumnos en su propio potencial creativo, buscando una actitud positiva hacia lo original, lo diferente, valorando positivamente las propias ideas, y consiguiendo que desaparezcan ciertos obstáculos habituales como la vergüenza, el miedo, el conformismo…, transformándolos en confianza y satisfacción personal, y estimulando el valor de la riqueza en la variedad cultural y de pensamiento. La Creatividad pasa por experimentar nuevas formas de percibir e interpretar la realidad, de forma que aumente la sensibilidad a lo que nos rodea, que estemos menos reticentes al cambio y apostemos por la innovación.
Para conseguir todo esto es importante crear el ambiente adecuado, derribar todos estos muros y obstáculos sociales para que el aula sea el lugar donde libremente fluya la creatividad, donde esos miedos desaparezcan y la confianza en uno mismo se fortalezca.
Como decía la mítica canción del álbum “The Wall” de Pink Floyd (ya visionaria en 1979): “We don’t need no thought control, no dark sarcasm in the classroom, teachers leave them kids alone” (Floyd, Pink, 1979); necesitamos una mente abierta, respeto a las ideas divergentes y abogar por la libertad para crear.
Dentro de todo este proceso de cambios, el rol del profesor tiene especial importancia. El docente deja de actuar como mero comunicador de información que transmite sus conocimientos mediante el clásico esquema “emisor-receptor”.
Entre otros conceptos encontramos el del docente prosumidor. Dicho término recoge la nueva realidad en la que el docente es “productor” y “consumidor”. Desde sus conocimientos y experiencias, y apoyados en las nuevas tecnologías y en la gran cantidad de información disponible en múltiples formatos y temas, los docentes discriminan, eligen y tratan (consumen, en definitiva) dicha información, transformándola en nuevos elementos (producen), utilizando para su elaboración y trasmisión las herramientas que consideran más adecuadas a los objetivos individuales y de grupo.
Como contrapunto, me gustaría mencionar el concepto Infoxicación, es decir, exceso y sobrecarga de información, como forma de “vender” aprovechando las nuevas tecnologías, canales y herramientas. Esto obliga al docente a una mayor dedicación en la labor de cribado, selección y autentificación de la ingente cantidad de información disponible, de la que en la mayoría de las ocasiones desconocemos su origen y fiabilidad y/o el interés que persigue.
En este proceso, debemos entender también al alumno en su rol prosumidor, por ello, quizás, la opción más sugerente, por el concepto y la forma, sea la del trabajo colaborativo, en el que el docente coordina al grupo de alumnos en un objetivo común donde todos y cada uno de los individuos participan en la elaboración de los contenidos.
Por último, volviendo a la idea inicial, no creo que el uso de nuevas tecnologías conlleve intrínsecamente un cambio del sistema en sí, el cambio estaría en interactuar, promover la creatividad y el trabajo en equipo, valorar la diversidad y escuchar.
Rosa Ana Casas Martínez.
Bibliografía
Floyd, Pink. (1979). The Wall.
Morejon, J. B. (s.f.). Creatividad en la educación: educación para transformar . Obtenido de https://www.psicologiacientifica.com/creatividad-en-educacion/
Proyecto de Ley Orgánica de modificación de la LOE (LOMLOE). (2020).
Salinas Ibañez, J. (1997). Innovación Educativa y Uso de las Tic. Universidad Internacional de Andalucía. Obtenido de https://dspace.unia.es/bitstream/handle/10334/2524/innovacioneduc2008.pdf? sequence=1
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